miércoles, 13 de julio de 2011

El glaciar más grande de la cordillera Cantábrica: el del Alto Sil


El glaciar rocoso de la Peñona de Brañalibrán, quizás el más evidente de todo el Alto Sil.

Como refleja este estudio citado hoy en un periódico leonés, en el Alto Sil se localizaba la mayor masa glaciar de toda la cordillera Cantábrica. A pesar de que otros macizos montañosos de la cordillera cuentan con montañas mucho más altas, la configuración del territorio, con una gran extensión de terreno salpicada de cumbres de cierta altura y fondos de valle altos, hizo que numerosos glaciares de circo se unieran entre sí para formar glaciares de valle, que a su vez se juntaron, creando larguísimas lenguas de hielo.


Unión de dos glaciares de valle para formar el glaciar Kaskawulsh, en las montañas St. Elias, en Canadá


Glaciares de circo, que en su día se unieron donde está ahora la laguna para formar un glaciar más grande y con mayor velocidad de avance, mayor masa, y por tanto, mayor resistencia a la fusión.

El glaciar que procedía de La Cueta se unía al que llegaba desde el Puerto de Somiedo, y la unión de ambos giraba hacia el oeste, descendiendo a Villaseca de Laciana. Allí se juntaba con el procedente de Lumajo, aunque ambos ya se habían unido entre sí a través del collado de Gozapeiro, donde el glaciar de Lumajo desbordaba hacia el este. Pero la principal masa de hielo no se encontraba ahí, sino más al sur, en la sierra de Gistredo. Todas las cimas principales del macizo -desde el Nevadín hasta el Catoute- se encontraban unidas entre sí por una gigantesca masa de hielo, de la que descendían varias lenguas por los principales valles, uniéndose la del valle de Salientes -río Valseco- a la de Salentinos, formando un solo glaciar que concluía nada menos que en Corbón del Sil, tras 17,5 km. de recorrido.


Glaciar en el macizo del Piz Bernina, en los Alpes suizos. Salvando las diferencias paisajísticas y la verticalidad de las montañas, algo así debió de ser el glaciar que caía por la cara norte de la Peña de Valdiglesia.

Según el excelente libro El modelado de origen glaciar en las montañas leonesas, el segundo glaciar de valle más largo de la sierra de Gistredo era el que bajaba por el Campo de Santiago hacia Colinas del Campo, con una longitud de 12,5 kilómetros, mientras que una masa glaciar independiente que se extendía en el entorno del Cornapinos, bajaba por lo que ahora es Urdiales de Colinas, extendiéndose tres kilómetros y medio.


De nuevo dejando de lado las diferencias del terreno, con esta imagen nos podemos imaginar lo que sería la gran masa glaciar que cubría todas las alturas de la sierra de Gistredo, de la cual descendían lenguas por los valles adyacentes.

Cuanto mayor es la masa de hielo, más resistente es a la fusión y más recorrido alcanza. La unión de tantos pequeños glaciares en otros más grandes fue favorecida por pendientes menos acusadas que en otros macizos cantábricos, y con fondos de valle más altos -en Picos de Europa, los valles están a muy poca altura, y los glaciares de circo apenas llegaban a unirse entre sí. En Chamonix, en los Alpes franceses, algunos glaciares descienden hasta sólo 1.300 metros de altitud, por entre el arbolado, casi dos mil metros por debajo del límite de fusión de glaciares de circo del mismo macizo, debido al gran volumen de hielo de los primeros.